lunes, 21 de octubre de 2019

Reforma 12


Reforma 12
*¿En qué estamos fallando?



Por Raúl Campoy Robles
*Redes sociales

Navojoa, Sonora. 21 Octubre de 2019.- La lectura del subtítulo de esta columna lleva al lector a cuestionarse en principio a su estilo de vida, al de su familia o al de un conglomerado social que cada vez más se olvida de pensar de donde viene y a donde va, en donde la crisis de valores humanos pone en riesgo a las presentes y futuras generaciones. Un ejemplo claro es la inseguridad que se registra en los tiempos actuales.

Y es que en pleno siglo XXI en el que el todo mundo corre a prisa a su centro de trabajo, escuela, a cumplir las obligaciones del hogar o solicitar empleo, según sea el caso, la responsabilidad como valor humano se observa en un reducido número de personas, en particular de los padres de familia quienes tienen en sus hombros la construcción de un hogar en donde se preocupan y ocupan de mantener la integración familiar. También existen otros que les importan una pura y dos con sal por decirlo de alguna manera, y dejan que el mundo ruede. Reflexionemos un poco al respecto y volvamos la mirada hacia atrás.

Para los nacidos en los cuarenta y cincuenta, el orgullo reiterado es que se levantaban de madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo, que tenía que limpiar la casa, que lustraban sus zapatos, algunos fueron limpiabotas y repartidores de diarios. Otros llevaban al taller de costura la ropa que se elaboraba en casa o tenían un pequeño salario en la iglesia en donde ayudaban a oficiar la misa cada madrugada, en pocas palabras combinaban trabajo con estudios, los que tuvieron la fortuna de hacerlo ya que hay quienes no pudieron o no quisieron estudiar, lo cual es respetable desde cualquier perspectiva.

Actualmente es común escuchar a los padres y madres de familia decir: '¡Yo no quiero que mi hijo pase los trabajos que yo pasé! Y confunden el verdadero amor hacia sus hijos complaciéndoles en todo lo que ellos piden sin descanso, al grado de convertirlos en unos verdaderos parásitos que no valoran lo que usted tiene con esfuerzo de su trabajo.

Ahora, en un plan de desacato y falta de respeto hacia los padres y los demás, los jóvenes deben ser llamados varias veces en la mañana para llevarlos a la escuela, se levantan irritados, pues se acuestan muy tarde hablando por teléfono, viendo televisión o conectados a la Internet. No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos pone un dedo en nada que tenga que ver con arreglar algo en el hogar. Idolatran a sus amigos y viven poniéndoles defectos a sus padres, a los cuales acusan a diario de ¡Te pasas!.

No hay quien les hable de ideologías, de moral y de buenas costumbres, pues consideran que ya lo saben todo. Hay que darles su domingo del que se quejan a diario porque 'eso no me alcanza'. Si son universitarios, siempre inventan unos paseos de fin de semana como menos que uno sospecha es que regresarán con un embarazo o habiendo fumado un churro de marihuana, entre otras drogas. En caso de que consiguen un trabajo, sus ingresos no los administran y hay que seguir manteniéndoles, en el peor de los casos renuncian para engrosar más las filas del desempleo.

Recordemos los millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, llamados sencillamente Ninis. Una verdadera vergüenza.
Me refiero a un segmento cada vez mayor de los chicos de capas medias urbanas y rurales que bien pudieran estar entre los 16 y los 24 años y que para aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos, constituyen un verdadero dolor de cabeza. Para cerrar este espacio la pregunta que queda de tarea es la siguiente

 ¿En qué estamos fallando?


 Por su atención, gracias.
twitter @RaulCampoyR 
telegram Raul Campoy Robles
Instagram Raul Campoy Robles
facebook Raul Campoy Robles