*Raúl Campoy Robles
La esperanza
de vida ha aumentado considerablemente en los últimos años gracias a
los avances experimentados en los campos de la ciencia, la medicina y la salud.
El envejecimiento de la población incrementa paulatinamente con el tiempo,
prueba de ello son los datos que presenta el INE (Instituto Nacional de
Estadística) del año 2014, donde el 18,2% de la sociedad es mayor de 65 años,
cifras que aumentarán al 38,7% en cincuenta años.
A partir de los 65, la agilidad, la fuerza muscular
o la flexibilidad se ven más afectadas como parte de este proceso de envejecimiento,
por lo que debemos prestar una atención especial a nuestro cuerpo. Por ello, la
práctica de actividad física mejora la calidad de vida, retrasa el
envejecimiento y tiene una larga lista de beneficios como: aumento de las
capacidades fisiológicas y cognitivas, control del peso, incremento del
equilibrio, mejora del sueño y la autoestima y lo más importante, una serie de
ventajas a nivel metabólico como la disminución de la glucosa, triglicéridos y
el riesgo cardiovascular.
“Es muy importante evitar el sedentarismo y
realizar actividades físicas de bajo impacto. 30 minutos al día de ejercicios
de manera continua son suficientes para estimular y trabajar nuestro
cuerpo” apunta Nuria Méndez, fisioterapeuta del Grupo de residencias
para mayores Adavir. “Si no somos capaces de trabajar tanto tiempo seguido,
podemos realizar tareas de 10 o 15 minutos y acumularlos al final del día. Lo
importante es mantenerse activo con ejercicios en casa o al aire libre” indica.
Cómo deben hacer ejercicio los
mayores
Por otro lado, es aconsejable comenzar la actividad
física por la parte superior del cuerpo para no olvidarnos de trabajar
ninguna articulación. Para ello, empezaremos ejercitando la cabeza con no más
de diez repeticiones por ejercicio y seguidamente los hombros. Continuaremos
trabajando los brazos, con ejercicios como darnos un abrazo y tocar las
escápulas o subir los brazos estirados hasta situarlos encima de la cabeza. No
podemos olvidarnos de ejercitar las manos, los dedos y las muñecas, ya que
tienen una función muy importante en la rutina, simplemente con contar hasta 10
con los dedos, abrir y cerrar la mano o girar las muñecas estaremos trabajando
estas articulaciones.
El miembro inferior también es muy
importante, por lo que no debemos descuidarlo. Para ello trabajaremos con la
ayuda de una silla la cintura, las piernas y los pies, con el fin de que nos
proporcione el equilibrio que necesitamos.
“El envejecimiento es un proceso que no podemos
evitar, pero hacer todo lo posible para ralentizar esta situación sí, por lo
que en nuestras manos está mejorar nuestra calidad de vida”, señala Méndez.
*Lic. en Nutrición Humana por la Universidad Estatal de Sonora, Unidad Académica Navojoa.