miércoles, 11 de marzo de 2020

Columna de Raúl Campoy R.




Reforma 12
·         A propósito del Día Internacional de la Mujer
·         Mujeres, princesas en peligro de extinción
·         ¿Por qué hay cada vez  menos caballeros?
·          Por Raúl Campoy R.
*Redes sociales
Navojoa, Sonora a 11 de Marzo de 2020.-  A propósito del Día Internacional de la Mujer y reconociendo los eventos que el Gobierno del estado de Sonora, los ayuntamientos de Navojoa, Etchojoa, Huatabampo y Álamos  realizaron para celebrar   el Día Internacional de la mujer me doy a la tarea de redactar mi columna con un tema de suma importancia dados los índices de violencia que sufren algunas mujeres, a quienes les comunico que tienen toda mi solidaridad y respeto dada mi formación académica, profesional y sobre todo porque las considero un complemento importante en la vida del hombre.
La respuesta a la pregunta ¿Por qué hay cada vez  menos caballeros? es sencilla: porque las princesas están en peligro de extinción. Esa es la situación de hoy en día. Si no existe una mujer a quien amar, proteger, apoyar  y cuidar, no se necesita un caballero, por lo tanto se infiere que los caballeros cada vez son menos, al menos en la vida cotidiana.
A mis apreciados lectores  y con el respeto que me merecen las mujeres en general en esta columna abordo la reflexión  que abordara en su momento el escritor Jousín Palafox “Princesas en peligro de extinción”, en virtud que me identifico plenamente con el mensaje que distingue y enaltece a la mujer dada su naturaleza  femenina y amorosa. La pregunta es obligada ¿Cómo puede lograrse eso en pleno siglo XXI en que las mujeres claman por su libertad?
Reflexionemos: me gustan las mujeres que aun quieren ser princesas y se niegan a convertirse en sapos, porque mientras existan mujeres que todavía guarden modales de doncella, existiremos hombres que aun veremos importante el comportarnos como caballeros.

Amo a la mujer que no compite con los hombres, porque sabe que el hombre jamás será su rival sino un complemento de ella misma. Respeto a las mujeres que luchan por ser cada día más mujeres y en ningún sentido buscan parecerse a los hombres, pues muchas mujeres en su búsqueda de la llamada "liberación femenina", han cometido el error de imitar al varón, pero en los aspectos más deprimentes de éste.
Es quizá por esta equivocada conquista que se fajaron pantalones, se dieron el gusto o el permiso de vivir aventuras sexuales de una noche, comenzaron a llevarse el cigarrillo a los labios, empezaron a maldecir en público, se desinhibieron en bares y ahora las vemos dando penosos espectáculos, devolviendo los estómagos en los baños embrutecidas y semidesnudas sobre las mesas.

Cometieron el error de querer ser como nosotros los hombres y ahora se dicen "weyes" de manera amistosa y permiten que sus amigos varones las llamen "wey" sin darse cuenta que en lugar de mostrarles confianza o camaradería con esa palabra, lo que verdaderamente hacen es rebajarse  a nivel de bestias; pero muchas ríen, pues ni siquiera se dan cuenta.
 Las generaciones de madres abnegadas, reprimidas y violentas, enseñaron a sus hijas que la mejor manera de acabar con el yugo masculino era convertirse en el enemigo y así crecieron confundiendo su identidad de mujeres, con la intención de seguir nuestros pasos, muchos de los cuales nos han convertido en seres torcidos y han llevado a nuestro mundo a la debacle moral de la que hoy somos víctimas.

Las niñas de la nueva generación decidieron que el sueño de ser princesas era muy aburrido y esclavizante, así que cambiaron la corona por un pasamontañas y son ahora también delincuentes de alto impacto, servidores públicos podridos, conductoras irresponsables, reinas de belleza involucradas con el narco y hasta líderes sindicales vendidas con algún partido político.
 Me encantan las mujeres que no quieren convertirse en hombres y llegan a la universidad con la firme intención de terminar con honores su carrera.
Me encantan las mujeres las que en lugar de demostrarnos que son capaces de beber media botella de tequila, nos demuestran que pueden dirigir un laboratorio o un centro de investigación. Me encantan las mujeres,   que no buscan un buen partido para casarse sino que buscan ser un buen partido para que un buen hombre las merezca.
Amo a las mujeres que saben decir no, cuando "NO" es la única respuesta digna de una dama, aunque todo el mundo las tache de anticuadas. Las que se ríen de los chistes machistas y entienden que en lugar de ofenderse, deben sentir pena por el hombre que se atreve a contarlos y mucho más si piensan  que esas bromas son un verdadero compendio de sabiduría popular.

Pero sobre todo, me gustan las mujeres que perdonan y ven con ternura que nuestra egolatría e ignorancia machistas nos hizo creer que el TODOPODEROSO es padre, que el CREADOR del Universo es varón, ya que considero inconsistente decir que,  el hombre es imagen y semejanza del Señor”, pues  si Dios es supremo, perfecto, e infinito amor, entonces el DIOS  en el que yo creo MUJER tiene que ser, porque ama como una madre su ternura con nada es comparable, su belleza no tiene igual, su buen gusto es sin duda magistral, sus encantos naturales son  un extremo ideal.

 Y  para mí, todas estas cualidades solo con la MUJER se identifican. Por ello afirmo, sin temor a equivocarme que DIOS creó  a un   ser excepcional al crear a la MUJER; por esto y sobre todo por el amor que somos capaces de profesar cuidemos a nuestras princesas  educándolas, lo mismo que a nuestros príncipes, para que sean respetuosos de ellas, cuidémoslas porque nuestras princesas están en peligros de extinción.
Hombres, todavía existen  mujeres que desean ser princesas y que se  comportan como tales. Lo importante es que ustedes también se comporten como caballeros y cuiden a esas princesas en peligro de extinción una vez que las encuentren. Digamos no a la violencia de género, respetemos  y amemos a la mujer siempre.
Por lo anterior es importante que todos  reflexionemos sobre lo que se les está enseñando en casa, en la escuela y en los medios   masivos de comunicación.
Por su atención gracias.
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