Columna Huésped
por Rafael López Martínez
Leo Zuckermann, en un artículo señala algunos aspectos imprescindibles para “que la educación tenga éxito”. “Escoger a los mejores para enseñar…el desarrollo de los maestros para hacerlos eficientes ….y garantizar la mejor instrucción posible”.
Considera también que en las escuelas “hay que fijar expectativas altas respecto a lo que cada alumno debe saber, comprender y ser capaz de hacer”
“Se debe apoyar a quienes más los necesitan y no a la inversa”. Lo anterior, se refiere sobre todo al abandono en que se tiene a los grupos étnicos y, supongo a la situación de pobreza que padece la población en la periferia de las ciudades. Esas personas están condenadas a vivir siempre así, sin expectativas de una vida mejor.
Desde mi punto de vista, hay una idea un tanto parcial del problema, y creo que hay un aliento de paternalismo, que no es de ahora, sino desde la Colonia, cuando se consideró a los naturales como menores de edad y prácticamente se les aisló del trato con los españoles.
Desde luego, debemos alentar a quien se rezaga, pero esa tarea corresponde no sólo a la escuela, tiene su punto de partida en el hogar. Las expectativas altas, deben partir de la familia. Vincular como solicita la SEP