COLUMNA 12: LA LÍNEA DELGADA DE LOS CELOS
“Los celos son siempre
el instrumento certero que destruye la libertad interior y elimina en la
compañía toda la felicidad posible”… Gregorio Marañón
Los
celos forman parte del comportamiento natural del ser humano desde que se es un
bebé, sin embargo esta conducta tan habitual relacionada con el empleo, la
familia o la pareja puede convertirse en una patología psicológica que destruya
tus relaciones afectivas.
Según algunas definiciones los celos son un
sentimiento de temor o irritación ante la amenaza real o imaginaria de perder
el afecto de una persona o algún puesto laboral, es decir funciona como un
mecanismo de defensa en el que se busca proteger lo que se quiere, pero en ese
afán se pueden tener conductas
destructivas.
Como
lo mencione al inicio las personas, por instinto natural, tienden a ser celosos,
por ejemplo los bebés ya presentan este tipo de emociones cuando se trata de
cuidar a sus padres, pero además los celos están muy relacionados con nuestras
capacidades cognitivas, es decir la manera en que procesamos la información.
Existe
una línea muy delgada entre los celos patológicos y los celos considerados como
normales; los primeros se distinguen porque generan intensos sentimientos de
inseguridad, autocompasión, hostilidad, rigidez, y ejercen sobre la otra
persona violencia psicológica y física.
Hablando
específicamente de relación de pareja la persona celosa tiende a ser
dependiente afectivo, se vuelve paranoide y sufre por sus ideas irracionales e
interpretaciones imaginarias.
Existen
muchas situaciones cotidianas que sirven de indicadores para determinar si una
persona es celosa al grado patológico, pero esos los describiré en la siguiente
opinión.