Uno
más uno…¿es igual a uno?
Psicóloga
Paola Fuentes
“Tú
eres mi felicidad”, “sin ti no vivo”,
“eres todo mi mundo”, “tú y yo somos uno mismo”…¿Quién no ha dicho estas frases
alguna vez cuando se enamora?
Todos
indudablemente en algún momento de nuestra vida hemos sentido la necesidad de
expresar estas frases en el afán de explicarle
a la pareja cuánto la amamos, y lo importante que es que se encuentre en
nuestra vida, aunque para muchos estas son sólo simples cursilerías.
Y claro
que se vale ser romántico, el problema es cuando las frases se convierten en
acciones y en una realidad en nuestra vida, y empezamos a darle la
responsabilidad al otro de hacernos felices obligándolo a que haga lo que
queremos.
Lo
anterior me recuerda a las clásicas parejas de novios en las que él o ella no
sale a divertirse porque su pareja no lo puede acompañar, o dicen algo así como
“cuelga tú… no cuelga tú primero….esta bien a la cuenta de tres colgamos los
dos”, o simplemente tienen que hacer
todo juntos ya que de no ser así no disfrutan las actividades.
Todo
esto genera que la relación se convierta en una carga para uno de los dos, ya
que se vuelve responsable de que la relación funcione, postura que tarde o
temprano termina desgastándolo.
También
existen aquellas parejas que al casarse
creen que el uno le pertenece al otro, y que al unirse se obtiene el derecho a
privarlo de actividades que solía realizar, o pretende obligarlo a vestirse de
una forma determinada, en fin son muchas las cosas que pretenden cambiar en su
pareja, tratando de convertirlo en su alma gemela, como dicen coloquialmente.
En
una ocasión alguien me debatió que la prioridad en la pareja debe ser el
matrimonio, pero ¿cómo tener un matrimonio feliz si se tiene que dejar de lado
lo que uno quiere para cumplirle al otro?, la respuesta está en el equilibrio
que debe existir entre las áreas de tu vida, y en llegar a acuerdos con la otra
parte.
Tener
una pareja es comprometerte con alguien para cumplir metas en común, para
acompañarse y disfrutar tiempo y etapas de la vida, pero eso no implica perder
tu individualidad o tus proyectos personales, y menos invadir los espacios del
otro.
Y
recuerda tener una pareja tampoco significa que el otro sea tu felicidad, claro
que contribuye a ella, pero como lo escribí
la columna anterior, la felicidad depende de uno mismo.
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