miércoles, 3 de julio de 2013

CATARSIS






Uno más uno…¿es igual a uno?

Psicóloga Paola Fuentes

“Tú eres mi felicidad”, “sin ti  no vivo”, “eres todo mi mundo”, “tú y yo somos uno mismo”…¿Quién no ha dicho estas frases alguna vez cuando se enamora?

Todos indudablemente en algún momento de nuestra vida hemos sentido la necesidad de expresar estas frases  en el afán de explicarle a la pareja cuánto la amamos, y lo importante que es que se encuentre en nuestra vida, aunque para muchos estas son sólo simples cursilerías.

Y claro que se vale ser romántico, el problema es cuando las frases se convierten en acciones y en una realidad en nuestra vida, y empezamos a darle la responsabilidad al otro de hacernos felices obligándolo a que haga lo que queremos.

Lo anterior me recuerda a las clásicas parejas de novios en las que él o ella no sale a divertirse porque su pareja no lo puede acompañar, o dicen algo así como “cuelga tú… no cuelga tú primero….esta bien a la cuenta de tres colgamos los dos”, o simplemente  tienen que hacer todo juntos ya que de no ser así no disfrutan las actividades.

Todo esto genera que la relación se convierta en una carga para uno de los dos, ya que se vuelve responsable de que la relación funcione, postura que tarde o temprano termina desgastándolo.

También existen  aquellas parejas que al casarse creen que el uno le pertenece al otro, y que al unirse se obtiene el derecho a privarlo de actividades que solía realizar, o pretende obligarlo a vestirse de una forma determinada, en fin son muchas las cosas que pretenden cambiar en su pareja, tratando de convertirlo en su alma gemela, como dicen coloquialmente.

En una ocasión alguien me debatió que la prioridad en la pareja debe ser el matrimonio, pero ¿cómo tener un matrimonio feliz si se tiene que dejar de lado lo que uno quiere para cumplirle al otro?, la respuesta está en el equilibrio que debe existir entre las áreas de tu vida, y en llegar a acuerdos con la otra parte.

Tener una pareja es comprometerte con alguien para cumplir metas en común, para acompañarse y disfrutar tiempo y etapas de la vida, pero eso no implica perder tu individualidad o tus proyectos personales, y menos invadir los espacios del otro.

Y recuerda tener una pareja tampoco significa que el otro sea tu felicidad, claro que contribuye a ella,  pero como lo escribí la columna anterior, la felicidad depende de uno mismo.

e-mail: psic.fuentes@hotmail.com