*De
Abuelos
Por Raúl Campoy Robles
Navojoa,
Sonora. 2 Sept. 2018.- Cualquiera que sea el motivo para celebrar el Día del
Abuelo en México, la fecha del 28 de agosto indicada para celebrar a los adultos
mayores ha venido tomando auge entre las familias de modo tal que, es un motivo
más de fiesta muy al estilo mexicano.
No obstante,
la celebración aún dista de
penetrar al máximo en el ánimo del conglomerado social como
es el caso del 14 de febrero o el Día de las Madres, empero si
ha logrado su propósito:
alegrar la vida de los también llamados “cabecitas blancas” conocidos
tradicionalmente en la vasta región del mayo nanas o tatas, según sea el caso.
Es
de reconocer que al
paso del tiempo festejar a los abuelos ha venido perdiendo esencia debido a una serie de factores en donde
viene a influir de cierta manera la globalización, la ideología e
idiosincrasia de las nuevas generaciones que
están dejando a la familia y a
sus abuelos en un segundo plano, haciendo de sus
preferencias la disipación e
irresponsabilidad. Un ejemplo de esta realidad son los llamados Ninis,
calificados por su negativa a estudiar
y a trabajar.
En
este contexto el estilo de vida de las nuevas generaciones es perfectible en tanto logren concientizarse que han equivocado el rumbo y
que nunca será demasiado tarde para
hacer las cosas como Dios y la ley de los hombres manda. En el marco de
la celebración del Día del abuelo, los
bisnietos, nietos y los padres
desempeñan un rol importante en
virtud que además de aprender a amar,
valorar y respetar a sus abues, como también suelen llamarle, estarán fomentando la tradición y sentando las bases
para cuando lleguen a la
vejez. Aunque en tiempos de
juventud se piense que nunca se llegará
a tal edad. Quien nunca llega es el que
muere y se adelanta en el camino que todo mortal habrá de enfrentar
tarde o temprano, es también otra
realidad.
A la luz de
la enseñanza bíblica, la vejez se presenta como un tiempo favorable para la
culminación de la existencia humana, permitiéndole de este modo comprender
mejor el sentido de la vida y alcanzar la sabiduría del corazón. Sin
embargo, en los tiempos actuales
donde la pérdida de valores humanos es reflejo de crisis, violencia y de un
sinfín de calamidades, poco o nada lleva a los jóvenes a reflexionar al
respecto.
Previo al
cierre de la presente columna, es preciso añadir que en pleno siglo XXI, cuando
la esperanza de vida es mayor al siglo pasado, los geriatras cada
vez tienen más consultas y pacientes
ancianos y, en consecuencia han de tener
más interacción con las familias donde
la población de adultos mayores se incrementa gracias al avance de las ciencias de la salud y el apoyo
institucional.
Resulta cruel
observar a muchos adultos mayores en las calles, en el asilo y
hospitales prácticamente en el abandono
en espera de que una persona caritativa o institución
les tienda la mano con la esperanza de
sobrellevar sus últimos días de una manera más o menos digna, sin dejar
de lado su estado nutricional
y de salud en general. Festejar el Día del Abuelo debe
empezar en familia,
definitivamente.
Por
su atención gracias.