lunes, 3 de septiembre de 2018

Reforma 12


*De Abuelos

Por Raúl Campoy Robles

Navojoa, Sonora. 2 Sept. 2018.- Cualquiera que sea el motivo para celebrar el Día del Abuelo en México,  la fecha  del 28 de agosto  indicada para celebrar a los adultos mayores  ha venido  tomando auge entre  las familias de modo tal que, es un motivo más de fiesta  muy al estilo mexicano.
 No obstante,  la celebración aún  dista de penetrar al máximo en el ánimo del conglomerado social  como  es el caso del 14 de febrero o el Día de las Madres,  empero si  ha  logrado su propósito: alegrar  la vida de  los también llamados “cabecitas blancas” conocidos  tradicionalmente en  la vasta región del mayo   nanas o tatas, según  sea el caso.
Es de reconocer  que  al  paso del tiempo  festejar   a los abuelos ha venido perdiendo esencia  debido a una serie de factores   en donde  viene a influir de cierta manera la globalización, la ideología e idiosincrasia de las nuevas generaciones que  están  dejando a la familia y a sus   abuelos en  un segundo plano, haciendo de sus preferencias la disipación  e irresponsabilidad. Un ejemplo de esta realidad son los llamados Ninis, calificados  por su negativa a estudiar y  a trabajar.
En este contexto el estilo de vida de las nuevas generaciones   es perfectible en tanto logren  concientizarse que han equivocado el rumbo y que nunca será demasiado tarde para  hacer las cosas  como Dios  y la ley de los hombres manda. En el marco de la celebración del Día del abuelo,  los bisnietos, nietos y los padres  desempeñan un rol importante   en virtud que  además de aprender a amar, valorar y respetar a  sus abues, como  también suelen llamarle,  estarán fomentando la tradición  y sentando las  bases  para cuando  lleguen a la vejez.  Aunque en tiempos de juventud  se piense que nunca se llegará a tal edad. Quien nunca llega es  el que muere   y se adelanta en  el camino que todo mortal habrá de  enfrentar  tarde o temprano, es  también otra realidad.
A la luz de la enseñanza bíblica, la vejez se presenta como un tiempo favorable para la culminación de la existencia humana, permitiéndole de este modo comprender mejor el sentido de la vida y alcanzar la sabiduría del corazón.  Sin embargo,  en los tiempos actuales donde  la pérdida de valores humanos  es reflejo de crisis, violencia y de un sinfín de calamidades, poco o nada lleva a los jóvenes a reflexionar al respecto.
Previo al cierre de  la  presente columna, es preciso añadir que  en pleno siglo XXI,  cuando  la esperanza de vida   es mayor al siglo pasado, los geriatras cada vez  tienen más consultas y pacientes ancianos y, en consecuencia  han de tener más interacción con las familias donde   la población de adultos mayores se incrementa  gracias al avance  de las ciencias de la salud y el apoyo institucional.
Resulta  cruel  observar a muchos adultos mayores en las calles, en el asilo y hospitales prácticamente en el abandono  en espera  de que  una persona caritativa  o institución  les tienda la mano con la esperanza de  sobrellevar sus últimos días de una manera más o menos digna, sin dejar de lado  su estado  nutricional  y de salud en general. Festejar el Día del Abuelo  debe  empezar  en familia, definitivamente.
Por su atención gracias.