Reforma 12
·
La
industria alimentaria
*Raúl
Campoy Robles
Navojoa,
Sonora. 12 de Enero de 2018.- Si bien es cierto que abordar
el tema de la industria
alimentaria representa en principio un
reto, también es necesario reconocer que
ésta es viable de ser
analizada desde distintas vertientes
con el propósito de que el lector pueda visualizar el tópico desde diversos ángulos y realice
sus propias conclusiones.
La
industria alimentaria a nivel
global y en México es susceptible de ser abordada por distintas disciplinas que por cuestión de espacio en la presente columna no será vista a profundidad y, solo será
citada de manera informativa siempre y
cuando respetando las partes involucradas.
El
tratamiento del tema obliga a ser visto desde
un asunto de estado ya que da cuenta de
los cambios en la producción y
distribución de alimentos, desde el
aspecto económico que por su naturaleza
incluye el patrón alimentario nacional, los estudios antropológicos que se centran en la formación de hábitos y
costumbres alimentarias específicas de una cultura y, por último, las
investigaciones que desde una
perspectiva nutricional estudian el consumo de alimentos y su relación con el estado nutricional de la población.
La
naturaleza del asunto a tratar en esta
ocasión obliga a citar la seguridad alimentaria de los países subdesarrollados, incluso por
la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En tanto, conviene reconocer que
la seguridad alimentaria en México en pleno S. XX es precaria, tema abordado en
foros académicos, en publicaciones especializadas y entre otros por el gobierno federal que en la administración
del presidente Enrique Peña Nieto ha
dado una frontal batalla para
contrarrestar los efectos del hambre, no obstante, a la fecha no se
resuelve la escasez de alimentos, problema de nuestros tiempos.
En
este marco conceptual, figura además el encarecimiento de los productos de la
canasta básica de alimentos, los
constantes aumentos a los energéticos
(gasolina, diésel, energía eléctrica, gas doméstico y de carburación) que, influyen sobremanera en el aumento de los precios de los
alimentos antes referidos y otros
insumos necesarios en la industria
alimentaria.
En este
contexto, es de reconocerse que
en México el grupo agroindustrial está en manos de
empresas transnacionales, que abarcan
las operaciones del mercado nacional e internacional en los rubros de producción, distribución,
comercialización de la agricultura y alimentos de origen agropecuario,
fertilizantes y publicidad orientada a intensificar tendencias en el consumo y,
consecuentemente, en el tipo y grado de nutrición del consumidor.
Sin
embargo, ya se han dado los primeros pasos para contrarrestar los
efectos de la comida chatarra y aunque no están los resultados a la mano
conviene citar que la industria alimentaria ha
recurrido además, a los productos light
bajos en alguno de sus componentes. Casi todas las empresas han ampliado
la gama de estos productos, pero se requieren más estrategias y esfuerzos en este ramo.
Una
segunda reacción consiste en sumarse a la lucha contra la obesidad. Por una
parte, las empresas mejoran el etiquetado para ser más transparentes respecto a
la composición de los alimentos, (recordemos que la información nunca está de
más). Pero, aunque es posible que eso sirva de coartada en caso de demandas
judiciales, resulta bastante improbable que el consumidor saque la lupa para
dar lectura a la composición del yogur antes de comprarlo en
el supermercado.
El
estado actual de la industria alimentaria
todavía tiene mucho que ofrecer
para que el público consumidor se convenza de que realmente están adquiriendo
alimentos que no dañe a su salud.
Por su
atención gracias.
*Lic.
En Nutrición Humana por la Universidad Estatal de Sonora, Unidad Académica
Navojoa.