domingo, 29 de septiembre de 2013

CATARSIS



 La otra cara de la moneda…La línea delgada de los celos

por Paola Fuentes

“Aun no entiendo como fui capaz de hacer tanto daño a quien más amaba, pero no lo podía evitar, por celos perdí a mi familia, mis amigos y hasta mi trabajo, me quede solo sin saber como empezar de nuevo”.

El tema de los celos despierta mucho interés en las personas por tratarse de una pasión muy humana que, como se ha venido manejando, puede convertirse en una patología muy destructiva que cambia la vida de quien la padece así como la de su pareja.

A raíz de las últimas columnas he recibido opiniones en las que mis lectores visualizan a una persona con celotipia como el “malo del cuento”, como el agresor malvado que sólo busca lastimar y destruir a su pareja.

Los celos patológicos son como una maquina demoledora que poco a poco va destruyendo todo lazo afectivo que se encuentra a su paso, sin embargo, desde mi punto de vista, quien los padece no es el malo del cuento, sino que es una victima más de su propio trastorno.

“Mi imaginación se desbordaba cuando no la encontraba  en casa, las imágenes de ella siéndome infiel me atormentaban todo el tiempo, hacían que me llenara de ira y de un rencor que era injustificado, no podía ser feliz a pesar del gran amor que me tenía”.

Quien padece de celos obsesivos además de sufrir por sus ideas irracionales también se convierte en una persona dependiente emocional, de baja autoestima, con depresión y que maneja altos niveles de estrés, que además de traerle conflictos con su familia también lo afecta en su área laboral.

“Me volví una persona muy irritable, descargaba mi coraje y mi ansiedad con mis compañeros de trabajo, no podía concentrarme y en múltiples ocasiones mis celos hacían que abandonara la oficina sólo para vigilar que ella estuviera sola en casa, hasta que termine por perder mi empleo”.

Con los ejemplos que describí no intento defender ni justificar la conducta de una persona con celotipia, pero si que se conozca la otra cara de la moneda, el sufrimiento que muchas veces ignoramos, y que se vea como lo que es, como un trastorno que necesita ser atendido.

También es importante mencionar que la celotipia no es exclusiva de los hombres, sino que también las mujeres la padecen.

En la siguiente opinión describiré las graves secuelas y los diferentes trastornos que desencadena la celotipia en la pareja.