lunes, 24 de junio de 2013

Columna Huésped



CATARSIS

Felicidad…más que un cuento de Hadas, una elección

Psicóloga Paola Fuentes

“No soy feliz porque sufrí de infidelidad, no soy feliz porque no tengo el auto que siempre quise, no soy feliz porque estoy enfermo, no soy feliz porque la persona que amo me dejó…”

Muchas son las excusas y los pretextos que pone el ser humano para negarse a experimentar lo que se conoce como felicidad, claro que algunos de sus argumentos son bien justificados, pero como dijo el filósofo Séneca:

La tristeza, aunque esté siempre justificada, muchas veces sólo es pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste.

Alguna vez una persona me debatió al expresar que había circunstancias de la vida en las que era imposible ser feliz, y cuestionó ¿Qué persona que sea cuerda podrá tener una sonrisa en su rostro cuando está atravesando por una adversidad?

Indudablemente los argumentos de esta persona son buenos, casi me quedo muda al tener que responderle, sin embargo la respuesta radica en el concepto que cada persona tenga de la palabra “felicidad”.

Y es que la sociedad en que vivimos se ha encargado de idealizar la palabra, la ha puesto en un peldaño tan alto que para muchos, sino es que para todos, es imposible de alcanzar y de experimentar.

Otras personas me han argumentado: “Es que la felicidad sí existe y se puede tener varias veces en la vida, pero la felicidad plena dura para siempre y esa es la que es difícil alcanzar”.

Lo anterior expresado me recuerda al final de los cuentos que nos contaban cuando niños, “y fueron felices para siempre”; esta frase nos vende la idea de que llegará el momento en la vida en que ya no tendremos que luchar por nada, en que no habrá más complicaciones, seremos saludables, exitosos, amados y quizá hay quien piense que hasta inmortales, pero ¿acaso esto es posible?

Friedrich Nietzsche, filósofo alemán, inmortalizó la frase “El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices”.

Si toda nuestra vida estuviera libre de complicaciones entonces ¿cómo sabríamos cuál es el momento feliz?, seguramente no existiera, la vida sería insípida e indiferente.

Con esto no estoy afirmando que es necesario sufrir para encontrar la plenitud, sino que se trata de encontrar una estrategia  para afrontar las circunstancias que se nos presenten, y para ello es necesario hacernos responsables de nuestras decisiones y actitudes.

Y si me preguntan ¿cómo ser feliz?, yo respondería que para lograrlo es necesario aceptar que hay cosas que no dependen de nosotros, y hay que recordar que lo único que se puede controlar son nuestras decisiones y pensamientos, pero sobre todo que somos seres libres con la capacidad de alejarnos de lo que nos hace daño.